Falta de atención o concentración
Debemos leer
activamente, con decisión para encontrar lo que buscamos. La manera más
efectiva es leer hacia adelante, sin pausa y de una vez toda la lectura.
Percepción visual
La falta de atención puede
influir, por ejemplo, confundir dos palabras similares; pero una visión borrosa
también complica la tarea. La mala iluminación, las impresiones de texto o
copias deficientes también son perjudiciales.
Pero también existen problemas
relacionados con la manera en que utilizamos nuestra visión, cómo la ubicamos
sobre las palabras y frases.
Exceso de meticulosidad
La lectura lenta y despaciosa
dificulta la comprensión y afecta nuestra concentración. Muchos lectores suponen que una lectura a
gran velocidad es tiempo perdido, entonces, leen palabra por palabra. La palabra
pasa a ser el centro de la comprensión y se pierde el sentido de las oraciones
y los párrafos.
Este método de lectura es
producto de la enseñanza que recibimos en la escuela inicial, donde nos inducen
a pronunciar en voz alta las palabras y repetirlas hasta que se fije el
concepto. Sin embargo de adultos la abstracción conceptos se produce de forma
automática.
¿Qué significa?
Lo correcto es subrayar las
palabras que desconozcas, seguir leyendo hasta el final de la página o capitulo
y, si aun así no te quedo claro el significado, hacer una pausa y buscar en el
diccionario.
Vocalizar
Otro vicio es verbalizar cada
palabra, ya sea en voz alta o moviendo los labios. Esto retarda el ritmo de
lectura, ya que el proceso del pensamiento es más rápido que el proceso de
verbalización. Para evitar la vocalización podemos colocar un dedo sobre los
labios mientras leemos con el fin de evitarla.
Leer para adentro
Este es uno de los más difíciles
de erradicar. Repetir mentalmente una a una las palabras que leemos. Es tan
común que parece normal.
Hay un ejercicio simple que
puedes realizar: debes idearte una frase corta y simple, por ejemplo, “que
lindo día”. Después elige un texto fácil para leer (revista o periódico),
repite hacia adentro la frase “que lindo día”, “que lindo día”.
Luego, reitera la operación, pero
repitiendo en voz alta la frase. Si te resulta imposible mantener la
concentración y no entiendes lo que lees, significa que posees el mal hábito de
la subvocalización.
Otra manera de evitar la
subvocalización es leer de corrido y formular un concepto tuyo, como resumen
del párrafo, que evita las palabras utilizadas por el autor.
Movimientos corporales
Es importante sentarse
cómodamente, con todos los músculos relajados, para así evitar movernos
constantemente. Un movimiento común es recorrer los renglones con un lápiz o
con un dedo; otro movimiento innecesario es recorrer el renglón con la cabeza
de principio a fin. Esto además de distraer puede ocasionar contracturas de
cuello o dolores musculares.
Cuando menos movimientos
realicemos, vamos a leer más rápido y vamos a estar más concentrados.
Los movimientos de los ojos
Hay un entrenamiento muscular y
otro conceptual.
El lector lento, el mal lector,
por lo general recorre el renglón con sus ojos de punta a punta. Además de ser
un movimiento muscular que nos quita tiempo, el propio movimiento produce mayor
cansancio y hace que abandonemos la lectura.
Ampliando el campo de visión
Nuestros ojos tienen un campo de
visión limitado que nos permite que veamos “todo”. Nuestra visión es
fragmentada, vemos por porciones.
El truco para leer rápido es
utilizar la menor cantidad de fijaciones por renglón. Con cada fijación o golpe
de vista, podemos captar 4 o 5 palabras. Con un entrenamiento adecuado podremos
leer un renglón angosto con una sola fijación, y un renglón largo con 3 o 4
fijaciones como máximo.
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